¿Conoces tú, oh Dafne, esta vieja romanza
Al pie del sicomoro o bajo el moral blanco,
Bajo el luctuoso olivo o los trémulos sauces,
Esta canción de amor que siempre recomienza?
¿Reconoces el Templo del peristilo inmenso,
Y los agrios limones que tus dientes mordían,
Y la gruta, fatal al huésped imprudente,
Que alberga el viejo germen de la sierpe vencida?
¿Sabes, tú, por qué allá el volcán volvió a abrirse?
Por apenas rozarlo con nuestros pies un día,
Y su polvo cubrió el lejano horizonte.
Cuando un duque normando os rompió los penates,
Siempre bajo las palmas del panteón de Virgilio
La pálida hortensia se unió al laurel verde.
Versión de Pedro Gandía
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