Gran hogar patriarcal lleno de nidos,
de muérdagos y rémoras felices;
un pan de sal para los días idos
y un pan de mar para los días grises.
La proa afronta contra la ola ( heridos ),
a los corsarios sobre cien países,
o andamos por la aldea atardecidos
tragando sol o cazando perdices.
Le invade de chacales la retórica,
pero yo echo la orinada histórica
sobre sus catres de metales blandos.
Y aunque toda la horda nos acosa,
medio a medio de los caminos, rosa
de humo y piedra, la tribu está brillando.
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