Hoy, por piedad de su Hacedor, le ofrecen
prendas de sentimiento sus hechuras;
llama el Sol a la noche y las escuras
sombras apriesa en tiempo ajeno crecen.
De la vida asaltadas, se estremecen
atónitas las mudas sepulturas,
libran sus cuerpos a las almas puras
y a los justos vivientes aparecen.
Las piedras se quebrantan y, a su ejemplo,
visten los astros voluntario luto;
rómpese el velo místico del Templo,
da cualquier obra al llanto algún tributo,
¿y yo, siendo la causa, lo contemplo
con pecho alegre y con semblante enjuto?
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