Yo cantaba sentado a los pies de Miguel;
Mitra sobre nosotros su tienda había cerrado;
dormía el Rey de reyes en su lecho radiante,
y los dos entre sueños por Israel llorábamos
cuando en la nube ardiente se levantó Tippoo…
Venganza habían gritado tres veces junto al cielo;
él llamó desde arriba a mi hermano Gabriel,
y volvió hacia Miguel su pupila sangrante:
«Mirad venir el lobo, el tigre y el león…
Uno Ibrahim se llama, Napoleón el otro
y el otro Abd-el-Kader que en la pólvora ruge;
La espada de Alarico, de Atila el sable tienen…
Mi lanza y mi mandoble están allí también;
pero el César romano el rayo no ha robado».
Versión de Aníbal Núñez
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