Un sábado en el cine, al declinar la tarde,
la película tierna, pero dura,
de un chico deficiente y de su hermano.
Cogidos de la mano en la penumbra,
lloramos, vuestra madre y yo, angustiados
por la muerte, que aún es más injusta
si dejamos atrás un desamparo.
Recordadnos felices: lo hemos sido.
Los ojos de Joana hacen que sea
más llena aún de afecto nuestra vida
pero más desolada nuestra muerte.
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