Montaña inaccesible, opuesta en vano
Al atrevido paso de la gente
(O nubes humedezcan tu alta frente,
O nieblas ciñan tu cabello cano),
Caistro el mayoral, en cuya mano
En vez de bastón vemos el tridente,
Con su hermosa Silvia, Sol luciente
De rayos negros, serafin humano,
Tu cerviz pisa dura; y la pastora
Yugo te pone de cristal, calzada
Coturnos de oro el pie, armiños vestida.
Huirá la nieve de la nieve ahora,
O ya de los dos soles desatada,
O ya de los dos blancos pies vencida.
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