Ya brilla la aurora fantástica, incierta,
velada en su manto de rico tisú.
¿Por qué, niña hermosa, no se abre tu puerta?
¿Por qué cuando el alba las flores despierta
durmiendo estás tú?
Llamando a tu puerta, diciendo está el día:
«Yo soy la esperanza que ahuyenta el dolor».
El ave te dice: «Yo soy la armonía».
Y yo, suspirando, te digo: «Alma mía,
yo soy el amor».
Versión de F. Maristany
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