¿A dónde voy entonces sino a ti placer, a ti morir?
¿A dónde lleva lo más profundo que esconde mi desear?
Si la llama al arder consume, el instante que recogí
del árbol de la vida el simple fruto de la muerte da.
¿Qué salvación espera en el cauterio del otro dormir,
en esta errancia fantasmal de los sentidos, qué lugar
es la amarga raíz del calor y el canto? ¿Y qué otra certeza
tuviera de mí sino es este deseo, que muda y tiembla?
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