Amé manidas palabras que ninguno
arriesgaba. La rima flor
amor;
la más antigua y difícil del mundo,
me encantó.
Amé la verdad que yace al fondo,
casi un sueño olvidado, que el dolor
revela amiga. Con temor
el corazón se le acerca,
que ya no la abandona.
Te amo a ti que me escuchas y a mi buena
carta dejada al término de mi juego.
Versión de Javier Sologuren
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