Ven, siéntate a mi lado
que necesito compartir contigo
este aroma a flor selvática que se esparce
y nos envuelve en el grácil silencio de la noche.
Ven, que quiero asir en la mente
tu voz impregnada de ternura,
el hechizo de tu mirada y el color rosa de tus
mejillas,
porque estando a tu lado no existe ni existirá
ningún ruido mundanal que perturbe contemplarte toda,
serena y taciturna…
Ven,
que deseo saciar la pasión inédita del amor
necesito compartir contigo, el lenguaje titilante
que frenético hipnotiza a mi alma
bajo el suave verdor de primavera.
Ven, porque ahora ensayaremos una forma
diferente de amarnos, sin inhibiciones y
alejados del mundo exterior, pues
junto buscaremos compartir la ambrosía
que se ha desatado de nuestros cuerpos…
Ven,
que el mañana es como música prolongada del espíritu
y no habrá aurora ni ocaso que perturbe nuestras vidas
más que sólo la atmósfera que nos envuelve
las suaves caricias de mis manos
y el néctar de tu labios que hipnotizan…
(Del libro inédito: Cristales del alma)