Viven encadenados
A sus sueños,
Escuchando silbidos de montañas,
Silencio de cavernas.
Son víctimas de sus delirios.
Preñada lluvia de melancolía,
Esclavos indomables de versos,
Sagitarios de miradas,
Brasa viva en su propio incendio.
Luz fulminante
En el claroscuro,
Vasallos sumisos ante la tórrida lumbre.
Náufragos rutilantes
En un mundo al revés.
Los ángeles poetas:
Enjambre de lo inexistente,
Bufones de la muerte
Dándole voz a la historia.
A pesar del olvido,
Que algún día
Ha de borrar sus nombres.
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