Por qué en mi corazón hay tanta rabia, dices,
y en mi cuello flexible una cabeza indómita;
es porque yo provengo de la raza de Anteo
y hago volver los dardos contra el dios vencedor.
Yo soy de aquéllos, sí, que el Vengador alienta,
él me marcó la frente con su boca irritada,
bajo la palidez de Abel, llena de sangre,
lel rubor implacable de Caín tengo a veces!
Jehovah, aquél que, vencido por tu genio, el postrero,
del fondo del infierno gritaba: «¡Oh tiranía!»
es mi abuelo Belús o mi padre Dagón…
Tres veces me bañaron en las aguas del Cócito,
y, único protector de mi madre Amalécita,
siempre a sus pies los dientes del viejo dragón, siembro.
Versión de Aníbal Núñez
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