El presagio de la ternura viene con este poema,
a través de sus versos se escurren gotas de armonía
y en sus letras medulares sonríen los símbolos
matinales de tu nombre.
En este poema también viene impresa tu silueta.
El contorno de tu mirada,
se resbala por la mejilla de una metáfora.
Pero este poema
de solo presagio y aviso de ternura
no termina nunca del todo,
nunca nada le advierte un final,
ni la tarde que se disuelve entre las inconformidades del
(crepúsculo,
ni los pájaros cargados de levedad.
El discurre por la lechosa página que amamanta
cada una de sus sílabas,
donde no hay señales que le digan detente,
donde sin brújula tus párpados semblantean su
contenido.
Este ingrato poema no requiere presentación:
sus credenciales están enmarcadas en la plataforma de mi alegría,
en la belleza doméstica de su gramática,
en la esperanza que lo desborda.