Así, prendido de la espesa rama
como a nuevo Absalón me viste atado.
Oh espesa rama que me tiene alzado
a un viento vivo que ternuras brama.
Oh viento! ¡Oh toro! ¡Oh llanto! ¡Oh luna! ¡Oh llama!
que a mi cuerpo con saña has castigado;
ya como vaso, de dolor sobrado,
mi corazón sangrando se derrama.
¿De qué torturas dulces eres río,
árbol crecido en tierras de desvío,
cielo con ramas de sutil locura?
Espero muerte viva, fuego frío,
de tu lanza de fino desvarío;
clavado corazón: dicha insegura.
Añadir un comentario