Robada por un pez de acero y lona,
tú, sin malló, dormida,
diste con una estrella que, escondida,
rondaba a Barcelona.
¡Susto en la luz! Teléfonos fundidos.
A los timbres, disparos.
El giratorio idioma de los faros,
los vientos, detenidos.
Y una voz, buzo negro, disfrazada
y en taxi, solicita
volarte el corazón con dinamita.
Mas tu ilesa, sin nada.
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