Ayer soñaba.
Tú eras un árbol manso
– isla morada, abanico de brisa –
entre la siesta densa.
Y yo me adormecía.
Después yo era un arroyo
Y arqueaba mi lomo de agua limpia,
como un gato mimado,
para rozarte al paso.
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Ayer soñaba.
Tú eras un árbol manso
– isla morada, abanico de brisa –
entre la siesta densa.
Y yo me adormecía.
Después yo era un arroyo
Y arqueaba mi lomo de agua limpia,
como un gato mimado,
para rozarte al paso.