Quien quiera ver la célica morada,
de mi Hipálita, busque la mirada.
De los ojas de Hipólita desciende
el Ángel del Amor en llama viva;
el pecho frío como un ascua enciende
y el ánima tan dulcemente aviva
que cuando de la tierra se desprende
dice: «Al Edén he sido transportada».
Quien quiera ver la célica morada,
de mi Hipólita busque la mirada.
Versión de Carlos López Narváez
Añadir un comentario