¿Eres Tú la Sunamitis, cuyo dulce imperio abarca
los eternos siglos?… ¿Eres
la escogida entre millares de mujeres?…
¿La que sueñan los poetas,
la que amó cada patriarca,
la que llaman los profetas
Primogénita, Deífica, Vellocino y Trono y Arca?…
¿Eres Tú la siempre Pura
que en el seno llevaras, siendo criatura,
al Rey sumo que en los cielos de los cielos no cabría?
¿Eres Tú María?…
Si tal eres,
¡oh escogida entre millares de mujeres!,
llega, Luz del Día.
Bienvenida sea
quien con tales timbres viene,
y en las sacras venas tiene
lo más limpio de la sangre de los reyes de Judea.
¡Bienvenida sea!…
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