Recuerda. Cinco niveles.
Tierra y vida oscura.
Una hiedra profusa.
Y ella. Sobre ella
la araña oscilante,
la avispa estremecida
y tú. El espino
a tu lado, infecta
herrumbre. Cinco niveles
de un sedimento espeso
de instintos soñados.
Y todo en torno,
proyecto de luz
cansado o inexperto,
veíais alinearse
los troncos de los robles.
Nada confiaba en ello,
pero te diste vuelta
furtivo, ojos bebidos.
Un instante de observación
y, excitadas de pronto
como nervios, las ramas
rezumaron azufres
de sol invernal.
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