Buscaré aunque no me quede más palabra
que yo mismo, infértil agonía.
Entre las ruinas del mundo y tu recuerdo
de caricias de muerte sobrevivo.
Adelgazo más si cabe estas páginas de mar
para que escuches la infinidad cansada del hastío
y de lábiles estrellas que se rompen
en cada noche de placer: un solo instante
era el anuncio de tu marcha tras la herida.
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