Caída la hoja miro,
ya que tu olvido decrece
la calidad del suspiro
que firme en la voz se mece.
La sombra de tu retiro
no a la noche pertenece,
si insisto y la sombra admiro
tu ausencia no viene y crece.
La sustancia del vacío
sólo halla su concierto
elaborando el desvelo
que presagia el cuerpo yerto.
Diosa perdida en el cielo,
yo con el cuerpo porfío.
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