Verla partir y amarla como nunca
Nicolás Guillén
La quise sin querer, sin elegir,
contra mí mismo,
y ahora que se ha ido
saber que está en el mundo no me deja dormir.
Estoy perdido.
Y recorro su calle a ver si hay suerte,
que no me atrevo
a llamarla y me juego
la tarde en encontrarla, qué sé yo, casualmente.
Y no la encuentro.
He de hacer algo, o la pierdo o la amo,
contra mí mismo,
contra cualquier olvido,
que es cobarde el olvido, que me atrevo y la llamo.
Pero se ha ido.
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