Alma, no me digas nada,
que para tu voz dormida
ya está mi puerta cerrada.
Una lámpara encendida
espero toda la vida tu llegada.
Hoy…
la hallarás extinguida.
Los fríos de la otoñada
penetraron por la herida
de la ventana entornada.
Mi lámpara estremecida
dio una inmensa llamarada.
Hoy…
la hallarás extinguida.
Alma…no me digas nada
que para tu voz dormida
ya está mi puerta cerrada.
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