Estuvimos enfermos, se quebraban
los cuerpos de los padres.
Fueron largas las noches,
y en ellas sospechábamos lo que nunca
nos cumpliera saber.
Deshojábamos
la negra margarita y nos amaba
la que con todos quiere,
la de la trenza fría.
Y fuimos mal casados.
Porque sólo nos quiso
la niña malcarada, mala boda arreglamos:
llovió nupcial arroz en nuestro día
y era amarga la semilla de achicoria
sobre los cráneos mondos.
Porque sólo nos quiso, madre,
la de la helada trenza,
la que con todos anda,
la que con todos quiere.
Y ay que es larga la noche,
por dormirla con ella.
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