¡Oh juventud… y el corazón… y Ella,
música en el silencio del palmar!
Brilla en mi cielo temblorosa estrella,
y el corazón, la juventud y Ella
me infunden vago anhelo de cantar.
Junio en sus brazos cálidos madura
de mayo floreal la herencia opima;
y la onda musical de la luz pura
truécase en polvo de oro de la rima.
¡Oh juventud… y el corazón… y Ella
trémula en el cordaje del laúd:
Ella florida, Ella enardecida,
Ella, todo el aroma de la vida
en la miel de la dulce juventud!
Aún siento impulso de cantar. El viento
riega efluvios de Dios por la pradera,
todo primor de nácar y de trino
en la infantilidad de la mañana
-¿Qué es poesía?
– El pensamiento divino
hecho melodía humana…
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