A Casandra
Vamos, Linda, a ver si la rosa
que abrió su pecho, esplendorosa,
a los primeros ímpetus del sol,
altiva, esbelta, iridiscente,
bajo la lumbre atardecente
copia aún de tu faz el arrebol.
¡Ah! Mira con cuanta presteza
sobre la tierra su belleza
hoja por hoja descendió…
Fiera madrastra la Natura,
la flor en ella sólo dura
el tiempo que la luz la acarició.
Si pues mi amor tu fe merece,
en tanto que tu edad florece
en su más bella y fresca novedad,
recoge de la primavera
tu flor… Ya ves: locura fuera
esperar que se mustie su beldad.
Versión de Carlos López Narváez
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