La muerte está conmigo;
mas la muerte es jardín
cerrado, espacio, coto,
silencio amurallado
por la piel de mi cuerpo
donde, inmóvil -almendra
viva, virgen,-, mi luz
contempla y da la imagen
redimida del fuego.
Si he de morir, ya es muerte:
la estrella, la avenida,
el silencio, la noche,
el agua y el amor.
Lo dice así la fuente
y el suspiro.
También
mi sangre cuando besa.
Si he de morir: mis labios
vencidos de misterio
ya nada buscan: cantan,
pues no ha de ser mi olvido
la tierra ni el silencio…
Y el jazmín no pregunta
desmayado en la sombra :
-¿Adónde irá el lucero
que mi nieve ha perdido?…
Si ha de morir: su aroma
es muerte; su flor muerte,
como la tierra húmeda
del cerrado jardín
de mi alma, es carne
de la muerte, también:
¡Luz! ¡Fúlgida memoria!
¡Eje de un universo
nuevo, que va a nacer
sin niebla, al fin, de olvidos!
Lo dice así la fuente
y el suspiro.
También
mi sangre cuando besa.