Cuando muchacho vine
a entrar en disciplina con las Musas.
Una de ellas cogióme de la mano
y durante aquel día
en torno me condujo
para ver su oficina.
Me mostró uno por uno
los útiles del arte,
y el distinto servicio
a que cada uno de ellos
se emplea en el trabajo
de la prosa y el verso.
Yo lo miraba, y dije:
«Musa, ¿y la lima?» Y contestó la diosa:
«La lima se gastó; ya no la usamos».
Y yo: «Mas rehacerla
es preciso, ya que es tan necesaria » .
Y contestó: «Así es, mas falta tiempo».
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