Extranjero del silencio
en el mundo arrasado; vertiente de la extrema melancolía
y del coraje y de la velocidad del amor y del miedo.
Dueño de la ciudad, de su memoria blanda
y de la madrugada hambriente y sin sentimientos
y de la suprema cordura de los vagos.
Cómplice de los encuentros,
de la grapa que nos hizo hablar,
loco de la noche, despreocupado amigo del alba, señor de
los tristes.
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