A una j5ersona de confianza.
De aqul de este lugar donde me aleja
Enemiga fortuna,
Te mando la salud, que a ml me deja;
No porque de importuna
Enfermedad el flaco cuerpo sienta
Daflado en parte alguna;
Mas porque la tristeza macilenta,
Que tiene aquI su asiento,
Más que horas tiene el dla me atormenta.
Sumido en mi aposento,
Cual si fuera filósofo sesudo,
Todo soy pensamiento.
Y es mi silencio tanto que va dudo
Si el hablar se me olvide,
Y venga con el tiempo a quedar mudo.
No el hablar se me impide,
Mas que callado Ileve siempre el pico
La soledad lo pide.
No hay quien hable conmigo, y te suplico,
Si no quieres que muera,
Q ue para hablar me mandes un perico.
Dirás que bien pudiera
Salir de casa, pues hacerlo puedo,
Y divez-tirme afuera:
Te engafias, que por fuerza me estoy quedo,
Y Si salir procuro,
Al intentarlo vuélvome de miedo.
Además te aseguro
Q ue a clausura tan lóbrega me obliga
El frlo aquI seguro.
Cual encerrada y temerosa hormiga
Que asoma al agujero,
Descontenta, y del ocio poco amiga,
Queriendo del granero
Salir, mas viendo el cielo muy opaco
Tórnase a su hormiguero;
Asl yo a veces la cabeza saco
De mi estrecha morada,
Por ver si fuera, mi tristeza aplaco;
Carta de Anastasio de Ochoa
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