Los huéspedes se fueron con el frío
y dejaron tu casa en el silencio.
Te asomas de puntillas tras los vidrios
a ver la lluvia gris en las antenas.
Parece que no estamos en peligro,
ni sientes en la piel la luz del miedo,
pero te extraña verte cada día
estudiando los rastros de una huella.
Los huéspedes se fueron con el frío
y te ha tocado a ti negar la vida:
un muerto más, despierto y solitario.
Está frío el jardín y están las hojas
dormidas en la paz y en el olvido.
Al menos no hay pulgones en invierno.
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