Como bellas estatuas gemelas.
Los nombres se entrelazan sin recato.
Desnudos,
bien sé que la locura os posee igualmente,
que las mismas salvajes laderas os recorren
los cuerpos adorables, oscurísimos cuerpos
donde el rizado vello se vuelve en contra mía
con el olor del ámbar y del lirio silente.
Os amo desde el borde del miedo.
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