X, el más implacable cazador de autógrafos de Asturias, siempre acechante ante cualquier popular, famoso o importante que aterrice en nuestra región, consiguió cobrarse varias piezas en la fiesta de…
(Leído en la prensa)
Vestido con mal gusto y ese aspecto
de perro triste, eres mi pesadilla
y también una incógnita. Quisiera
saber cómo es el mundo cuando abres
los ojos para ver la gloria ajena,
y si serás feliz y todo eso.
E intento comprender y, elucubrando,
empiezo a imaginar más amplias miras
para lo tuyo: mención en el Guinnes,
congresos de cazadores de autógrafos,
un mundo clandestino -como el nuestro-
con revistas, no sé, correspondencia…
O tu fascinación sencillamente
por gentes que han de serte tan extrañas
y complicadas como tú lo eres
para mí, o lo que dirán tus padres,
una forma cualquiera de pasar,
de haber estado aquí.
Mientras nosotros
fingimos no escuchar, tú cuentas otra
historia a uno que finge que te escucha
(cómo dijo y el gesto de las manos
y el ambiente que había) y luego exhibes
con orgullo las pruebas indudables
del contacto (la firma y una foto),
y de eso vives, de eso te alimentas.
Ojalá no tuviera la sospecha
de que nos parecemos demasiado
y que compadecerte es un pretexto.
Acaso tú eres más sabio que yo:
Un perdedor sin más. Todos perdemos.