Quema la soledad como la nieve
quema, como el transcurso de la noche
hiere. Con las aristas de tu hielo
he forjado una estatua en el insomnio.
Una vez más, sin ti, mi amor, la noche
ventisca es de este sueño que no llega.
Todo es sombra sin voz, sin la memoria
futura que aguardaba de tu carne.
Qué frío es el lugar donde la fruta
cedió su dimensión a los carámbanos.
Espero, y sé que nadie ya me espera.
La vida es esperar sin fundamentos;
desnudo bajo el cielo de tu ausencia
qué frío estoy pasando, amor, qué frío.
Añadir un comentario