Con ganas de comerte
primero un pie
luego el vientre
Recorrer tu maravillosa
pequeñez
con la lentitud
que el placer sensual
exige
Y respirar ese olor
que me ayuda a reconocerte
inconfundible
dentro de la multitud
ese olor que invita
a la pasión de Yocasta
nunca olvidada
en los recónditos extremos
del corazón materno
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