¿Desde cuándo la lluvia no me daba alegría?
¿Desde qué época lejana de juegos,
carpas blancas y prendas extraviadas?
Hoy durante el desayuno comenzó
a llover más allá de los cristales
y sentí una sonrisa diluirse
en mí al contemplarla.
Tú y yo en la noche, el puerto de La Habana:
el tejido sutil y nebuloso
que anidas en mis labios cautivándolos
será el feliz culpable de que hoy
recobre la belleza de la lluvia.
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