Cual vemos del rosado y rico oriente
la blanca y dura piedra señalarse
y en todo, aunque pequeña, aventajarse
a la mayor del Cáucaso eminente,
tal este (humilde al parecer) presente
puede y debe mirarse y admirarse,
no por la cantidad, mas por mostrarse
ser en su calidad tan excelente.
El que navega por el golfo insano
del mar de pretensiones verá al punto
del cortesano laberinto el hilo.
¡Felice ingenio y venturosa mano
qu’el deleite y provecho puso junto
en juego alegre, en dulce y claro estilo!
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