Cuando cansado desde el lecho, me
levanto a mirarte,
Juvencio, y otra vez
el cansancio reencuentro
de nuevo pienso en Cieno que los ojos de semen
sin cansarse cegaba; y cuando una vez solo
miro vacía la cama
como siempre lo estuvo
recuedo
el látigo aun, con la última fuerza.
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