En este catorçessimo soneto el actor muestra quél,
cuando es delante aquella su señora, le paresçe que es en el monte
Tabor, en el cual Nuestro Señor aparesçió a los tres discípulos suyos,
e por cuanto la historia es muy vulgar, non cura de la escribir.
Cuando yo so delante aquella donna,
a cuyo mando me sojuzgó Amor,
cuido ser uno de los que en Tabor
vieron la grand claror que se razona,
o aquella sea fija de Latona,
segúnd su aspecto e grande resplandor:
así que punto yo non he vigor
de mirar fijo su deal persona.
El su grato favor dulce, amoroso,
es una maravilla çiertamente,
en modo nuevo de humanidad:
el andar suyo es con tal reposo,
honesto e manso, e su continente,
que libre, vivo en cautividad.
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