Aunque el uno es insomne,
y el otro un somnolente,
el gato y el grillo se parecen
en que buscan del fogón
la ceniza caliente.
Ron, ron del gato;
del grillo el cri, cri persistente;
límpida noche en enero
temblando en estrellas.
Cruzado de brazos
el gato medita;
y el grillo parece
que está de rodillas.
Penumbras friolentas
enturbian mi estancia.
Roto sedimento de amarga fragancia
vaga en el recuerdo
de vieja ilusión.
Hay algo que vuela
y algo que se esconde.
Y en estos instantes
que el tiempo alargó,
callan dos silencios
y hablan dos rumores:
el gato y el grillo;
las sombras,
y yo.
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