Como Jonás viví mi juventud en el vientre
de Dalmacia.
Brisas eran mis cabellos, tifones mis cejas.
En tu vientre más alto que Orión millones
de estorninos revoloteaban.
Yo me sumergía a buscar pececillos, recorría
ramblas, penetraba a los iglúes a dormir con
ondulantes hembras.
El viento de marzo quiebra los frascos
donde Dalmacia guarda nuestros fetos.
Villanos: éste es el tiempo en que menstruan
los años.
Éramos felices: por nuestros anillos Saturno
saltaba dichoso.
Jaulas de alisios, auroras palpitantes
Dalmacia me traía.
Pero faltaron las brisas, las pestes
despoblaron los mares.
Bajo soles negros, la lengua seca, vagamos
por océanos calvos.
Dalmacia agonizante me vomitó sobre las playas,
Yo quise besarla,
hacia países verdes en brazos conducirla.
Yo grité desde los acantilados:
¡Dalmacia, es difícil vivir!
¡Es difícil llevarse a los labios tazas
humeantes de sueños!
No me oía.
Entre los témpanos nadaba para siempre neblina.