Hay distintas formas de ver pasar la vida
de contemplar lo bello o lo siniestro
que ha quedado perpetuado en algún sitio.
Son esas marcas, espejos de otros tiempos
que vuelven a la memoria y nos recuerdan
que una ciudad también carga con una cruz
en sus espaldas.
Es el peso de la historia
de las batallas aún pendientes
estigmas que nos acompañan estemos
donde estemos.
Como esa dama viajera, que ama a un hombre
pero que de tanto en tanto necesita cruzar
el corazón de Buenos Aires.
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