Yo,
continente de huesos y delirios
milito al sur
con la tierra,
por eso afirmo que ando
sobre mi larga y buena madre
arrastrando un edipo
que no quiero que muera.
Limito al norte
con un supuesto reino celeste,
mi cabeza,
mi corazón,
—estados influyentes—
no aceptan esa monarquía
y sus embajadas terrenas.
Mi este
y mi oeste
forman un espacio justo,
juntando esos dos puntos
puedo abrazarte.
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