Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas…
Pablo Neruda
Déjame que adelgace lo que me queda de amor
para infiltrarme en tus labios.
Déjame saciar el hambre de deseo
en forma de vuelo solitario que padeces.
Déjame que por la noche te despierte
pintando senderos de amor entre tus venas.
Déjame morir así soñando,
déjame morir, no me despiertes.
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