Tiembla el hielo del sol y la calle se llena
con su rojez. El aire se congela y es piedra.
En la mitad del día el corazón se agolpa
y la sangre levanta su torrente de espuma.
Caen, lentas, las nubes calcinadas
y comienzan a rodar en la vereda.
El mundo aquí es el principio del mundo,
joven aún es esta tierra en que nacimos,
este trozo de estrella que el agua amansa
para que los que llegan lo habiten sin rencor.
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