Porque el deseo es una pregunta
cuya respuesta nadie sabe.
Luis Cernuda
No decía palabras. Sólo era
dos labios que se abrían expectantes.
No, no decía palabras, tan sólo acariciaba,
lentamente, mientras todo su cuerpo
unas manos distintas lo surcaban.
y allí, entre esas manos, el silencio.
Dos bocas que se juntan,
renuevan el silencio,
y el aliento y la sangre
cobran sabiduría
de algún secreto ardiente e invencible,
como ola encabritada o tensa brida,
un secreto al que callan y otorgan.
Los cuerpos son tan sólo interrogantes
planteados deprisa,
porque no hay más respuesta
que no sea respuesta de unos labios abiertos,
que no sea de un cuerpo,
cuando un cuerpo es propicio.
El amor también es una sombra
que busca entre las sombras
otro cuerpo silente.
No decía palabras.
Tan sólo se entreabría
a una imperiosa voz no articulada.