Día a día de rumbos encontrados,
de mieles esfumadas,
de apaños a deshora.
Este bombear y no cundir la sangre,
afirmarnos desmintiendo a los ojos
y hacerse cuesta el pulso
y no alcanzar la altura.
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Día a día de rumbos encontrados,
de mieles esfumadas,
de apaños a deshora.
Este bombear y no cundir la sangre,
afirmarnos desmintiendo a los ojos
y hacerse cuesta el pulso
y no alcanzar la altura.