¿Dó vas? ¿dó vas, crüel, dó vas?; refrena,
refrena el pressuroso passo, en tanto
que de mi dolor grave el largo llanto
a abrir comiença esta honda vena;
oye la voz de mil suspiros llena,
y de mi mal sufrido el triste canto,
que no podrás ser fiera y dura tanto
que no te mueva esta mi acerba pena;
vuelve tu luz a mí, vuelve tus ojos,
antes que quede oscuro en ciega niebla»,
dezía en sueño, o en ilusión perdido.
Volví, halléme solo y entre abrojos,
y en vez de luz, cercado de tiniebla,
y en lágrimas ardientes convertido.
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