La abruma a la silla la libertad con que la mira
la otra en la playa, tan adentro
como escrutándola y
violándola en lo abierto
de la arena sucia al amanecer, rotas las copas
de ayer domingo, la abruma
a la otra
la una.
Palo y lona son de cuanto fueron
anoche en el festín, palo y lona
las dos despeinadas que a lo mejor bailaron blancas
y bellísimas hasta que la otra
comió en la una y la una
en la otra por liviandad y vino Zeus
y las desencarnó como a dos burras
sin alcurnia y ahí mismo
las filmó hasta el fin del Mundo tiesas, flacas,
ociosas.
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