Dejando atrás al hombre extensible y al hombre traspasado
llegué ante la puerta de todos los júbilos, la del Verbo desellado
de sus restos mortales, formando lo nuevo, creando fuego
a partir de la verdad, y fortalecido por mi verde fe llamé.
Así llegarás tú al país lavado y desierto de tu desafío. Hasta
entonces, sin fechas fijas, lo irás edificando. ¡Severa vanidad!
¿Pero quién hubiera apostado y optado por ti, desde los parajes
inmemoriales hasta la lira fugitiva del padre?
Versión de Jorge Riechmann
Añadir un comentario